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El extraño muñeco de trapo

Claudina Herrera

Claudina

27 Ago, 2025
📚 Cuento corto

 

Hace ya un tiempo atrás existía un viejo gruñón llamado Hakan, pero al que todos apodaban muñeco de trapo. El viejo había venido hace unos años desde un lugar desconocido y se instaló en una choza de barro hecha por sus propias manos, con algunos ladrillos que él mismo creó con el polvo que recogió de los alrededores, alejado de todos los vecinos.

El viejo Hakan era un tanto extraño al caminar, su cuerpo pequeño se balanceaba hacia un lado y otro y los brazos se movían como si siguieran una música extraña, parecía danzar al caminar. Los chicos del barrio no tardaron en apodarlo muñeco de trapo.

A ellos los divertía el caminar del anciano, quien no permitía que se acercarán a su casa pues los corría gruñendo entre dientes algo así como “chiquillos insoportables”.

Pasó el tiempo y Matías, uno de los niños, se acercó a él de otro modo, un poco a la distancia le sonreía de manera agradable, después se fue acercando y lo saludaba con respeto. Ya no se burlaba de él, y Hakan lentamente dejó que él lo invadiera con su cariño y ternura, de pronto sin que ninguno de los dos se diera cuenta habían logrado crear una hermosa amistad. A Hakan no le molestaba que lo llamará muñeco de trapo y sin embargo Matías, quien le había tomado cariño lo comenzó a llamar por su nombre.

El tiempo pasó y cada vez eran más los niños que se arrimaban al viejo Hakan, quien charlaba con ellos, les contaba extrañas y misteriosas historias, y los chicos se entretenían mientras Hakan preparaba yerbas curativas que luego intercambiaba por pocas monedas en el pueblo. De este modo los niños del lugar aprendieron mucho de Hakan y a su vez él recibió el amor de todos ellos.

Hakan era un anciano indígena de unos noventa años, me corrijo, era un joven de casi noventa años, porque su espíritu de vida daba envidia a más de uno, era brillante, esplendoroso, luchador y en su rostro de rasgos envejecido guardaba muchas historias de vidas vividas y quizás otras por vivir.

Fue en otoño, cuando las hojas de los árboles caían, que Hakan sintió que también su vida se caía, cada día le costaba más levantarse y entonces se dijo: ha llegado la hora. Y esa mañana cuando Matías pasó a saludarlo le dijo:


Hakan sacó de su bolsillo una estrella pequeña de uno tres o cuatro centímetros de diámetros, pero que brillaba más que el sol.


Hakan se había ido, y lo había hecho para siempre, dejándole a Cusi que solo tenía 14 años un mundo nuevo, un mundo desconocido, toda una aventura por recorrer. El rostro de Cusi estaba transformado, antes había sido un niño feucho, menudito. Ahora era un joven elegante. Estuvo largas horas sentado dentro de la choza de Hakan sin poder reaccionar, hasta que el primer imprevisto se produjo, una vecina fue en busca de Hakan a pedirle el remedio que le aliviaba su dolor y no lo reconoció.

- ¿Quién sos y qué hace en el rancho de Hakan? ¿Dónde está Hakan?

-Hakan ha viajado sin rumbo definido

- ¡Cómo! ¿Qué decís? El viejo Hakan, aliviaba los dolores de mucha gente de este lugar. ¿Qué haremos sin él?

-No puedo ayudarte- le dijó Cusi, y la mujer se retiró lamentándose.

Cusi caminó por entre las ramas y plantas que había adentro de la habitación y se dijó: si supiera cuál es el yuyo que le preparaba Hakan y de dónde lo sacaba. Y sin darse cuenta apretó la piedra roja de la estrella que aún conservaba en su bolsillo y fue como un sueño, como un largo sueño el que vivió. Y cuando despertó la voz de Hakan lo sorprendió.

-Cusi llegaste a Chamani, el pueblo donde cada retoño de planta te ayudará a ser útil a la humanidad, pero volá Cusi, volá, que vos tenés la juventud por delante, aprovéchala y cumplí el sueño de mucha gente. Tomá la estrella en tu mano y mirá las piedras de su alrededor, cada una de ellas tienen un poder diferente, si aprietas la azul, podrás crear nuevas cosas, con la roja viajar a mundos desconocidos, con la verde reconocerás cosas nuevas, con la lila podrás conocer el dolor de cada persona que se te acerque, y así ayudarla con lo que necesite para aliviar su dolencia, esas cuatro piedras si las usas bien te permitirán dar alegría a mucha gente, la que nunca debes tocar es la amarilla, con ella se inicían las guerras, te causará mucho dolor, y destrozarás la vida de miles de seres humanos, no te equivoques Cusi, no te dejes ganar por la ambición, tene presente que he confiado en vos y que huí por largos caminos para defender a la humanidad de tanto mal.

- ¿Y la piedra blanca Hakan? No me dijiste qué puedo hacer con ella.

- Esa es la piedra que he usado para pasarte todos estos poderes Cusi, y solo deberás usarla el día que ya no puedas seguir ayudando a los demás y encuentres la persona adecuada para cedérsela.

-Hakan, si tenías tantos poderes ¿Por qué siempre viviste tan pobre?

-Cusi tuve todo lo que necesitaba, amor, agradecimiento, cariño, paz.

- ¿También yo deberé ser pobre toda la vida?

-No Cusi, usa la piedra azul, tu creatividad te ayudará a prosperar, con la piedra roja viajarás a mundos desconocidos por el resto de los humanos, y utiliza lo que conozcas para hacer el bien.

-¿Hakan por qué tu elegiste ser pobre? - Preguntó Cusi, pero Hakan ya había desaparecido.

Cusi meditó un buen rato, y tomó una decisión, apretó con fuerzas la piedra roja y le pidió: llévame en el tiempo y muéstrame cómo usar tantas hierbas de una manera más provechosa, quiero ayudar a los que me necesiten, pero también quiero prosperar en el conocimiento, aprender, para poder enseñar.

Cusi volvió a dormirse en un sueño profundo, y cuando despertó estaba volando por un cielo desconocido, conduciendo un auto con alas en medio de una cuidad colmada de edificios, con personajes pequeños, que trabajaban con máquinas que elaboraban toneladas de medicamentos, vio formulas escritas de maneras extrañas, pero que con la piedra verde logró descifrarlas. Con un montón de ideas en su cabeza Cusi apretó nuevamente la piedra roja y le pidió: “llévame de vuelta a Chamani. Allí levantaré un edificio para trabajar con todas las hierbas que crecen en ese pueblo. Y cumpliré el sueño de Hakan, trabajaré con gente que quiera acompañarme en este proyecto, que tenga buenas intenciones, y mucha honestidad. Los ayudaré y me ayudarán a convertir el dolor de una enfermedad física o espiritual en algo pasajero, y casi placentero de llevar, crearé un mundo de sensaciones nuevas”.

Un año después Cusi había logrado su cometido vivía en una gran casona, y una treintena de personas preparaban medicamentos que distribuían en asilos y vendían a costos muy reducidos en un centro farmacéutico creado para ese fin.

Sentado en el patio de su casa meditabundo, concentrado en los consejos que le había dado Hakan, una voz ausente lo sorprendió. Sus ojos se llenaron de asombro un hombre delgado con una sonrisa en los labios se balanceaba de un lado a otro entre los arbustos. - “Cumpliste parte de tus sueños Cusi, pero aún tiene fuerzas para avanzar”- ¡Hakan! ¡Hakan! Gritó Cusi, y entre lágrimas lo vio irse de la nada, como llegó, al viejo Hakan.

Y entonces se repitió “aún tienes fuerzas para avanzar” ¿Pero avanzar en qué? Ya había logrado hacer felices a montones de personas, ya había recibido su mayor pago: besos, abrazos, agradecimientos. ¿Qué intentaba decirme Hakan?

Cusi siguió pensando y se dijo: Ay Hakan el mundo es tan grande, y tan complicado, he hecho feliz a todos los adultos que son quienes padecían más dolores, hay más niños felices porque he creado fuentes de trabajo. ¿Acaso me falta algo por hacer?

Él mantenía siempre la estrella en su bolsillo y no había permitido que humano alguno la viese. La miró nuevamente y apretando la piedra azul le dijo acabo de darme cuenta que hay quienes esperan de mi algo más, ayúdame a crear algo que mantenga a la agente joven siempre activa y feliz, con esperanzas en un futuro mejor, quiero crear la crema de la eterna juventud espiritual y física. Apretó la piedra roja y le dijo: “llévame al futuro donde pueda encontrar esa crema que haga de la vida una juventud eterna”.

Cusi se adormeció en un sueño sin tiempo y cuando despertó ante sus ojos había una mujer hermosa joven, con la frescura de una vida sana.

-Hola Cusi ¿Cómo te encuentras? Lo interrogó la mujer

Cusi desconcertado, le dijó- ¿Y vos quién sos? ¿Cómo sabes mi nombre?

-Yo soy Akapana la mujer del hombre que te envió a este lugar.

- ¿La mujer de quién? - Pregunto Cusi

-Yo soy la esposa de Hakan ¿Acaso no es el quien te dio sus poderes para que cumplieras sus sueños? Hakan - explicó la mujer - luchó en grandes guerras donde el hombre se mataba por poder, entonces decidió huir y refugiarse en un lugar lejano, pequeño donde nadie lo encontrase, para ello recorrió largos caminos hasta que el Dios del amor, nuestro amigo y protector el Sol le dijó que allí encontraría a su sucesor.

- ¿Y Hakan? ¿Dónde veo a Hakan?

-Ya no veras a Hakan porque él, ya no es de aquí, ni es de allá. Pero vos Cusi, viniste desde muy lejos a buscar esta planta “la Guayusa de la eterna juventud”, con una infusión diaria realizada con las hojas de esta planta los jóvenes serán jóvenes por siempre. Cusi vos tenés que producir esta planta en las tierras que te indicó Hakan porque yo voy a partir junto a él, por lo que ya no volverás a encontrarme. Recuerda, que leer la naturaleza, entender todo lo que ella nos proporciona, cuidarla y protegerla, nos protege a nosotros, todos somos parte de un mundo frágil que puede ser fuerte si cuidamos de él.

Cusi con la planta en la mano sin darse cuenta había vuelto a dormirse para despertar nuevamente en Chamani. Buscó un espacio donde el sol bendijera esas plantas, y a los pocos años con una plantación crecida, gran parte de la juventud y los no tan jóvenes, la consumían a diario en infusiones. Todos comenzaron a sentirse con más fuerzas, la vitalidad le salía por todos los poros. Las dolencias que sentían los adultos habían disminuido. En Chamani la vida había tomado otro color reinaba la paz y el amor.

Cusi para quien los años parecían no pasar, miró el cielo y pensó: “Hakan, vivirás por siempre”

 

 

 

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